7.3.08

La Clave Reserva

Como esta semana hemos querido hacer un humilde reconocimiento a Hitchcock a través de sus películas Vértigo y La ventana indiscreta; queremos recoger también aquí el homenaje que, en forma de anuncio de Freixenet, le hizo estas navidades Martin Scorsese.

Lahipótesisdemrhyde productions in association with Freixenet Productions les ofrece La Clave Reserva.

6.3.08

La indiscreta de la ventana

Estimado Inspector Ferguson,

Por seguridad, porque tengo una familia a la que alimentar y porque, tratándose de tal carnicero no tengo suficiente valía, preferiría que me diese su palabra de que esto va a ser una cuestión confidencial y que se respetará mi anonimato público.


Lo que puedo aportar es muy significativo para la investigación. He sido testigo de los crímenes de este señor, de algunos de ellos, de los peores...




Le aseguro que soy un testigo fiable, de palabra y que todo lo que revelaré en estas linias es verídico, aunque no lo parezca...


El vértigo también se apodera de mí, y de todos aquellos que me tienen cerca. Conozco bien al barrigon con cara de simpático... él me contrató. Ofrecí reiteradas veces mis servicios a este despiadado carnicero. Soy testigo y seguro que usted me ha podido reconocer en pantalla. Lo que tengo que reconocer, ante todo, y para salvaguardar mi imagen en el mundo del cine, que Alfi (así le llamamos los más allegados), ha sido un gran dramaturgo, aunque ahora sus filmes solo estén en la "H" de los separadores de ofertas del mercadillo, entre discos de Camela y cassettes de Manolo Escobar.
Él dominó el arte del suspense como nadie, se lo puedo asegurar. Lo que le expondré es cierto, y espero que esto no se tome como un acto de venganza de mí hacia el susodicho, porque le guardo amplio respeto...sobretodo en lo que atañe al plano laboral.


Todo empezó cuando abandonó los exteriores para rodar la mayor parte de sus fracasadas películas en interiores. Recuerdo esos escenarios, ese atrezzo, fue en 1948. Ahora ya... nada es lo que era. Recuerdo que el filme se llamaba " La Soga", por si le es de interés. Allí aparecía yo, radiante.



Mi posición siempre ha sido privilegiada y muy desgraciada, también. Tanto he podido ver los traseros más impresionantes del starsystem de Hollywood o reposar sobre mí la musculosa pierna de James Stewart...como he podido ver crímenes infames.

Tuve un papel protagonista en otra de sus películas. Fue en "La ventana indiscreta". Allí volvió a utilizar como conejito de indias a mi apreciado James. Le hizo mirar y mirar, hasta que le mostró el crimen del vecindario. Señor inspector, lo hizo el pancetas, el regordete, todos los crímenes son suyos. Ahora está de moda grabar y registrar este tipo de acciones y difundirlas: él fue el padre de todo esto, él fundó el movimiento Snuff, no le quepa la menor duda.

No hay más que ver la desfachatez de su filme "Psicosis". Carne, sangre y entrañas. Yo no lo vi...por que allí ya no... por esos entonces yo ya no trabajaba con él. No por nada en concreto, pero ya no quiso rodar en pisos, ni necesitó claridad. Sus historias tenebrosas no requerian de mi luz y mi aire. Me sustituyó por una simple cortina de ducha que terminó rota y ensangrentada...

Dispongo de material y pistas, a parte de mi testimonio, para validar que lo dicho es cierto. A propósito de su petición, creo que que en la última sesión que trabajé para él... revoloteaba por el set una tal Madeleine. Pero no le puedo asegurar nada, yo no sé nada sobre ella.

Atentamente y a su disposición

The Shiny Window (es mi nombre artístico, puede llamarme Ventanal López).


http://lahipotesisdemrhyde.blogspot.com/2008/03/blog-post_06.html

Se busca a Hitchcock Entre los muertos

Soy Scottie Fergurson, ex detective de la policía de San Francisco. Pido su colaboración para resolver un caso que me ocurrió ya hace algún tiempo.



Se han fijado en el tipo panzudo que pasa por la acera. ¿Lo han visto alguna vez? Creo que él fue el asesino de Madeleine, la mano ejecutora de tal tragedia. Primero quiero que recuerden qué pasó aquel maldito día.



Él mandó subir a ese ángel de la muerte con hábito religioso. Sabía el efecto que iba a provocar en ella. Creí haberla perdido una vez y logré recuperarla; todo resultó un montaje. Jugaron con mi miedo a las alturas. Sabían que no iba a atreverme a subir hasta la torre, que no podría ver que había dos Madeleines. El que creía mi amigo lo aprovechó para asesinar a su mujer, ante mis ojos. Él mismo me había contratado. Me tuvo varias semanas persiguiendo un fantasma. Han pasado varios años y sigo haciéndolo. ¿Por qué no voy a recuperarla si ya lo hice una vez? Vuelvo a recorrer los mismos lugares que entonces, deseando encontrar alguna pista que me conduzca a ella.



Ya una vez la encontré en aquel hotel. No pierdo la esperanza de volver a hacerlo. Sólo he logrado encontrar un film. Estaba en la torre, en la misión San Juan Bautista. Pensé que sería un mensaje de ella. Cogí la vieja película. Salían unos seres extraños. Ni rastro de Madeleine. Estaba presentado por un panzudo de mofletes hinchados. En cuanto lo vi, supe que había visto a aquel tipo en algún lugar. Me crucé con él por la calle (se lo he mostrado en el primer vídeo), una cara así no puede olvidarse. ¡Recuérdenla!



¡Hitchcock!, ¡Hitchcock! Así se llama el gordo mofletudo. Por fin lo había descubierto, tenía pruebas. Seguí investigando sobre ese nombre. Resultó que el panzudo ha sido responsable de muchos de los asesinatos más célebres de este siglo: logró enloquecer a Norman Bates, culpó de asesinato a Roger O. Thornhill. Estas imágenes lo relacionan con todos ellos. De alguna forma u otra, siempre está rodeando la escena del crimen.



Por favor, si ven a este tipo panzudo de mofletes hinchados escriban un comentario bajo estas líneas. Creo que buscándole a él, lograré dar con Madeleine. Y con ella, sé que podré superar mi vértigo. Además, el mayor mago del crimen del siglo XX sería por fin encarcelado y todos dormiríamos más tranquilos.

5.3.08

Charlotte


De nuevo la vemos sentada enfrente ese ventanal, hace contorsionismo con esa mala postura y hace ver que piensa. Podría estar escuchando The Arcade Fire, por ejemplo, "Sleeping in a Submarine".

John todavía no ha regresado.

-Grrr...grrr...- eso que suena es el fax. Lo lee: "My sweetty I'll be back tomorrow at the end. I'm missing you, actually."


Es John, dice que no vendrá, la verdad es que ya no lo espera, lo tiene claro.
De repente se da cuenta de que Bob se ha ido, y que ni siquiera sabe cómo podría volver a dar con él.

Toc toc, es alguien desde detrás de la puerta de la habitación. Un sobrecito se escurre por debajo de la ranura, queda a medio pasar, la moqueta lo frena. A Charlotte se le ilumina la cara, ya conoce esto de antes. Tropeza con una maleta, ya hecha. Abre el sobrecito, y saca lo que hay dentro con la misma cara de antes, como sabiendo lo que contenía antes de abrirlo...


Coge la maleta, la cierra y llama a la recepción. Sigue sin entender lo que le dicen, no le da la gana de hacerse entender más. Corta con un grito seco a la voz que le atiende:
- I'm leaving! Please, could you call a taxi?

Rompe en pedazos el fax de John, tira las polaroids encima de la cama. Se acerca al mueble bar y toma un trago de la botella de sake. Abandona la habitación.

Se encontrará con Bob Nueva York...pero ¿y sus hijos, y su mujer?

El susurro perdido

En la secuencia final de la película (Lost in translation), Bob Harris (Bill Murray) susurra algo al oído de Charlotte (Scarlett Johanson), en mitad de la calle, a medio camino del aeropuerto, en Tokio.

A través de un programa de edición digital se ha logrado subir el volumen al máximo. Y después de que lo hayan escuchado varias personas, la mayoría coincide que lo que le dice es lo siguiente:

- I have to be leaving...But I won´t let that come between us. Ok? Ok

- Tengo que irme, pero no voy a dejar que eso se interponga entre nosotros, ¿vale?. Vale






Nada más volver a casa, Bob entra a su habitación, deja las maletas en el suelo y se sienta sobre su cama. Mira al televisor apagado: los hombros caídos, la cabeza ladeada, las manos juntas y la mirada perdida. Su mujer sale del baño y se asusta al verlo allí:

-No te esperaba tan pronto. ¿Has visto qué bien ha quedado al final la moqueta nueva? Lo que pasa es que ahora deberíamos pintar las paredes.

Ella pasea de un lado a otro de la habitación mientras se coloca los pendientes.

-Ves, mira aquí, el color del suelo no queda bien con el de la pared. Debemos pintar. Ahora iba a salir a elegir el color. ¿Cuál crees que quedaría mejor? ¿Un amarillo claro o quizá algún naranja?

Bob sigue sin moverse mirando al televisor apagado: con la mirada perdida, los hombros caídos; como si hubiera expulsado todo el oxígeno de su interior, como si se tratara de una marioneta a la que han soltado las cuerdas.


-Bob -le grita su mujer-. ¿Quieres hacer el favor de mirar? ¿Qué color crees que quedaría mejor?

Bob continúa inerte sobre la cama.

-Bueno, ya elegiré yo, como siempre. Tú puedes quedarte ahí pasmado -su mujer lo mira con reproche mientras avanza hacia la puerta-. Y para cuando vuelva que no estén estas maletas aquí, en medio.

Bob escucha la puerta de la habitación cerrarse. Levanta el brazo derecho, como si alguien tirara ahora de la cuerda. Saca algo del bolsillo de su americana. Lo mira y lo apreta con la mano mientras susurra unas palabras.