27.2.08

Bonnie Parker

- Ella... es la señorita Bonnie Parker. Yo soy Clyde Barrow. Robamos bancos.

Todo el mundo sabía de nosotros, nos buscaban y eso... nos animaba a seguir. Qué iluso, tanto él, el avaricioso granjero que nos 'mató'por una suculenta recompensa, como el pretencioso guionista que le hizo empuñar la escopeta a ese tipo, a nuestro asesino.
Pero todo el mundo sabía que éramos listos. Igual les hicimos creer que no teníamos nada que perder en la vida, y que por eso andábamos así, sin preocuparnos por nuestros cometidos. Pero... ¿es que nadie vió lo vanidosos que éramos? Nos queríamos, sí, pero lo que luego comprendimos, después de sacarnos el chaleco antibalas en ese tiroteo sangriento, es que todo estaba planeado, y que nuestro fin era demostrar(nos) lo lejos que podíamos llegar por nosotros mismos.
Escapamos de nuevo, salimos de Oklahoma y... Clyde me abandonó en un motel. Nunca he podido volver al bar, ni siquiera he podido ver a mi madre. Tengo un hijo, es suyo. Testifico en su contra por puro despecho, inspector. Sé que quiere reaparecer, ha mandado una carta. No merece mi compasión, lo aprendí con él. Así que yo les puedo ayudar, es vanidoso, cree que puede con todo... y todo tiene su límite.

Clyde Barrow

Clyde Barrow

-La caja fuerte tiene un retardo de 30 minutos. No tenemos dinero en ventanilla -le dije-. Después apoyo su mano sobre el cristal y se marchó.


En la comisaría, Frank no podía creerse lo que estaba oyendo.
-No hay ninguna duda sherriff, las huellas pertenecen a Clyde Barrow.
-Pero eso es imposible -le respondió.

El Dallas Times públicó junto a esta foto una carta que decían envíada por Clyde Barrows:

"He vuelto. Y sólo puedo sentir vergüenza por ver ladrones que asaltan bancos con la cara tapada y siguiendo planes que idearon durante meses. Hoy he querido atracar un banco y me he ido con las manos vacías. El banquero me habló con total tranquilidad, sin ningún atisbo de miedo en sus ojos. Salí del banco, me alejé caminando y nadie me disparó. En los viejos tiempos con sólo decir mi nombre, nadie se atrevía a moverse. Por eso, quiero anunciar que, en breve, daré un golpe. Pretendo reunir otra banda y pasar el resto de mi vida huyendo, aunque ahora me falten 2 dedos en cada pie.